¿Quién puede comprender
esa sed de llanuras
en las grietas del ser?
Vestido de silencio,
erguido caminaba sobre el mar.
Quizás en pos del rostro
perdido de su niñez,
o del duende escondido
en el eco soñado
de un caracol.
Venía de antes
y de muy lejos.
De una tumba, quizás.
Un peregrino
es un misterio de hombre,
polvo y eternidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario