El silencio es frágil.
No lo nombres.
No sea que se te quiebre
y no tengas abrigo
y tan sólo intemperie.
Habítalo.
Sin palabras, sin llanto.
Hasta que ya no te oigas
y tu palabra sea
olvidado recuerdo.
Y si de ti un eco
perdido te llegara,
óyelo con ternura,
porque has de ser piadoso
con el regreso
de tus olvidos.
Habita tu silencio,
recogido y sereno,
que es él tu universo.
Si has de florecer
que sea ello tan sólo
en tus gestos.
Se posarán
en tus ramas las aves
del cielo
y tu sombra será
manantial del que beban
los sedientos.
El silencio es frágil.
No lo nombres.
Puede quebrarlo
tu aliento.