domingo, 14 de marzo de 2010

José de Arimatea


Sobre la escultura de Miguelángel
Descendimiento de la Cruz
en Florencia.

Una cúspide augusta de triángulo.
Una penumbra gris, plena
como el lomo sereno de un remanso.

El Cristo muerto yace vivo
en el marmóreo
silencio del anciano.

Queda la piedra muda.
Una palabra tácita del mármol.
Un dolor hecho talla y piedra
en la cúspide augusta
de un triángulo


1 comentario:

ARCA dijo...

Mi tributo a este poema
son dos lágrimas
que brotaron, incontinentes,
sin mi consentimiento,
desde las profundidades
de un corazón lastimado
ante tanto dolor,
ante tanta belleza.

Arca