miércoles, 20 de enero de 2010

Tiwanaku. In memoriam.


Era mediodía y anocheció.
Carlos Medinaceli

    También ellos -amautas, hacedores de templos, escrutadores del cielo, talladores de piedras, trepanadores de cráneos- fueron hombres.

    Fue de ellos, como de todos los humanos, estremecerse ante lo indecible del sol que nace y del amor que abrasa. Y fue también de ellos sucumbir ante lo incomprensible del horror que en cada odio habita.

    Fueron, también ellos, entre el estremecimiento y la incomprensión, buscadores de un dios de lo significativo que les revelara lo indecible de la vida y de la muerte, y que ello hiciera valioso todo amanecer y todo ocaso.

    Imaginaron un dios cuyo rostro reflejara la luz que habría de iluminar todo extrañamiento y toda oscuridad. Creyeron que el dios imaginado tenía el rostro del sol. Y lo crearon a imagen de él. Vivieron cada día y cada estación conforme al ritmo de su dios.

    Perecieron como todos los humanos. Al igual que muchos de ellos, creyeron que había un “dentro” en alguna hendidura del tiempo. Sumaron a esto la creencia de habitar en los labios mismos de la acuosa vagina que había dado a luz al Universo. Como la mayoría de los hombres, también ellos vivieron y murieron en la añoranza del útero.

    Dejaron enormes piedras inexplicablemente fresadas; templos que la codicia del invasor arrasó; un calendario de estaciones para éste desconocidas; una puerta para su dios; y el mensaje vivo de haber sido hombres que nacieron y murieron mientras infinitas galaxias navegaban hacia ninguna parte en el Universo.

    La Cruz del Sur, el lado y la diagonal, el cuadrado, la geometría celeste trazaron sus templos, modelaron sus vasijas, entramaron sus atuendos e iluminaron sus vidas.

    Todos ellos murieron, pero su dios, en el solsticio de cada invierno, sigue cumpliendo el rito que ellos le asignaron.

    Las frías montañas que habitaron conservan sus huellas. Y el viento helado de las cumbres no interrumpe su soplo sobre el granito y el basalto de los que fueron.

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